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Tengo 43 años, nací en Argentina y estudié la carrera allí, me especialicé en terapia intensiva y hace 10 años que estoy trabajando en Barcelona. Soy médico intensivista y he trabajado en clínicas privadas y también públicas, como el Hospital Clínic de Barcelona. Actualmente soy jefe de servicio de la UCI en la Clínica Nostra Senyora del Remei, y hago guardias en los dos hospitales. No tengo demasiadas aficiones porque trabajo mucho, pero me gusta hacer deporte
Es difícil decirlo. Cada vez que pensamos que hay una nueva normalidad algo pasa que nos da un baño de realismo. Ha ocurrido así desde que empezó la pandemia. La primera etapa fue muy dura y cada vez que ha mermado la situación, y hemos liberado algo, siempre aparece una nueva ola o una nueva cepa. Como actualmente, la cepa delta plus que nos tiene muy intranquilos.
Yo creo que es difícil volver a la normalidad, de hecho no se debería llegar a la normalidad como si nada hubiera pasado... Sino que deberíamos seguir con los cuidados propios que hemos tenido hasta ahora.
Las cifras son las que son, y las cifras dicen que estamos en torno a los 100 contiagados confirmados por cada 100.000 habitantes, con lo cual estamos en riesgo medio. Así que sí, estoy de acuerdo porque es la epidemiología, es la estadística y no hay más. Otra cosa es lo que uno piensa y si realmente esto va a cambiar, o va a variar el día a día.
Con cierto miedo siempre, porque después de lo que hemos vivido , cada vez que mejoramos un paso estamos pendientes de que pueda llegar otra ola y se nos pueda complicar toda la situación.
Sí, totalmente… Justamente hoy hace un año me vino a visitar una paciente que tuve ingresada por COVID-19, estuvo muy mal, y hoy por suerte está recuperada, después de 3 meses de estar en estado crítico. El año pasado estuvimos peor que ahora, sobre todo porque no conocíamos el virus y tuvimos mucha presión hospitalaria, especialmente en las UCI.
Yo creo que a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), en este contexto, se le dio la importancia que tienen las UCI: salvar vidas o apoyar sobre todo pacientes que están muy críticos. De cara a la sociedad, la UCI no está vista como un servicio tan importante para este tipo de pacientes, y gracias a la pandemia se ha visto cambiado. Es decir, creo que en un primer momento la mayoría de población no sabía lo que era el concepto UCI, y ahora a través de los medios, saben lo que se hacía allí, cómo se ponían los pacientes, si estaban boca abajo o no… Se le dio mucha más cara y visibilidad a la UCI en esta pandemia. En cuanto a la evolución, todos los sanitarios que hemos trabajado en UCI estamos en cierta forma “tocados” con todo lo que ha pasado.
Yo no me confiné, claro, pero fue muy estresante aunque también un poco grato. Muy estresante cuando estaba trabajando, que era el 90% del tiempo. Aprendí a ser mucho más cuidadoso en todo lo que tocaba, a lavarme mucho más las manos y tomar otras medidas de prevención. La parte grata era irme caminando a mi casa desde el trabajo, y no ver a nadie en la calle.
Estar tranquilo caminando por Barcelona, por una Barcelona desolada… No es que esto me encante para toda la vida, pero después del agobio que era la prepandemia en ciertos momentos, y en el hospital a todas horas… era realmente muy tranquilo caminar sin ver a nadie y sin apuro, porque no tenías nada más que hacer. No podías hacer más que ir a tu casa, hacer ejercicio y descansar. Lo viví con sentimientos encontrados, por un lado estresante, pero por otro no.
Teniendo en cuenta que yo no me contagié del Coronavirus, más que miedo, sentí respeto. Tuve colegas que enfermaron y alguno mayor que falleció, y eso crea un respeto a la enfermedad. Nosotros la enfermedad grave la vivimos diariamente, entonces no puedo tener miedo a lo que realmente hago todos los días.
En la primera ola llegaban muy mal, no conocíamos a los pacientes, obviamente no había inmunidad. Todos venían muy críticos, de todos los lugares, se iban llenando las UCI e iban abriendo más UCI. Esto llegó a crear un convenio de la sanidad pública con la privada, respondiendo así la sanidad privada ante la emergencia sanitaria.
Sí, totalmente, en la primera ola estaba saturadísimo. No teníamos camas, yo no tenía camas en el Remei ni en el Clínico. En el Clínico incluso se buscaba un respirador, ya no necesitabas una habitación para un paciente, necesitabas solamente un respirador y lo buscabas en donde lo pudieses ubicar y monitorizar. El sistema estaba muy colapsado, mucho. Tal es así, que en algún momento se hacía incluso “screening”, es decir, se veía cuál era el paciente que tenía mayor posibilidad de salir, y aunque uno no lo quisiese hacer, teníamos que priorizar.
Yo creo que no exageraron porque los pacientes estaban mal y las UCI estaban colapsadas, como decían. La información no era la correcta en cuanto a las medidas, porque creo que ni los que daban la voz sabían bien lo que pasaba al principio de la pandemia. Entonces, el desconocimiento no daba una respuesta correcta de lo que se estaba viviendo. Apenas se sabía nada del virus, era algo nuevo y nadie entendía de lo que estaba hablando, era muy difícil juzgarlo. Pero lo que decían de las muertes y las cifras, eran datos oficiales porque era la situación que se vivía.
Depende de cómo lo mires. Si lo miras desde el punto de vista de otras latitudes, como Latinoamérica, o incluso Estados Unidos (que fue peor porque murió más gente), o África, de la que ni siquiera se habló, pero hubo muchas más muertes y ni sabemos cuál fue la mortalidad ahí, aquí fue correcta la situación. Pero, claro, si nos medimos con los países que están al lado, como Alemania o Portugal, donde se hicieron mejor las cosas, pienso que aquí siempre se puede mejorar.
Esto no lo puedo asegurar porque siempre que se iba una ola, venía otra… Vemos todo lo que pasó el verano pasado después de San Juan, y cada vez que alguien decía “¡Mira que bueno!”, venía, te pegaba otra ola y te estresaba de nuevo. Entonces me da mucho miedo decir: “No, ya está todo bien y no creo que venga otra ola”. Había mucha incertidumbre, porque ni siquiera la vacuna te hace 100% inmune. Yo he tenido pacientes vacunados que han estado enfermos, y, además, muy enfermos.
Sí, totalmente, gracias a eso disminuyó un montón el contagio, y no solo eso, también otras enfermedades como la gripe. Cuando hemos tenido COVID-19 no ha habido Gripe A, que era lo más frecuente en el invierno aquí en España. También disminuyeron las enfermedades como las alergias, y fue gracias a la mascarilla que hace de mecanismo de defensa para otros virus, y también sirve para los ácaros, y estas cosas. Así que creo que es totalmente necesaria y nos ayudó mucho en su momento.
No, yo creo que acabará en algún momento. La gente al principio sí que tenía miedo, pero cada vez menos. Hay gente que, aunque no sea necesario, la sigue usando, pero el ser humano no tiene memoria, entonces, a la mínima que empezamos a sentirnos bien y que no hay casos, nos olvidamos de todo lo que pasó hace un año y medio.
Totalmente, los números hablan por si solos. Desde que empezamos a vacunar, la tasa de ingresos y muertes cayó en picado, sobre todo en pacientes más vulnerables como los ancianos. Tal es así que, en la cuarta ola creo que era, los pacientes que ingresaban en las UCI eran más jóvenes, así que fue una buena decisión tomar la vacuna.
Mar Puga Izquierdo - BARCELONA, 22/11/2021