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El ozono fue descubierto por el químico alemán Christian Friedrich Schönbein en el año 1840. Otro alemán, en el año 1857, fue el precursor de su uso, construyendo el primer tubo de inducción para la destrucción de microorganismos. En la segunda década del siglo XX, el químico alemán Justus Baron von Liebig fue el primero en estudiar las aplicaciones del ozono para uso humano.
El ozono es el estado del oxigeno en que cada molécula se compone de tres átomos del mismo (molécula triatómica O3). El Ozono medicinal se obtiene mediante descargas eléctricas en presencia de oxígeno molecular. Es pues, oxígeno con una pequeña cantidad de ozono. A temperatura y presión ambientales, el ozono es un gas casi incoloro, muy oxidante, de olor fuerte y de color azul cuando se licua.
El ozono médico es una mezcla de un 5% de ozono y un 95% de oxígeno. Fue usado, por primera vez, en la Primera Guerra Mundial para la limpieza y desinfección de heridas. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX que su uso se extiende por varios países tales como Alemania, Italia, Suiza, Austria, Argentina, Cuba, Rusia y recientemente España.
El ozono de uso médico se utiliza en varias patologías locales y sistémicas del organismo humano y sus vías de aplicación son varias. Sus efectos biológicos son el incremento de la glicolisis, el efecto bactericida, fungicida y virustático, tiene una acción inmunomoduladora y un efecto analgésico-antiinflamatorio.
El disco intervertebral está compuesto por el núcleo pulposo que es una estructura compuesta por agua con una matriz de proteoglicanos y colágeno, el anillo fibroso que consta de 20 laminillas de fibras colágenas que rodean el núcleo pulposo y los platillos cartilaginosos vertebrales que recubren la superficie superior e inferior del disco y lo unen a los cuerpos vertebrales. Constituye la principal estructura de amortiguación de las cargas físico-mecánicas del raquis. Tanto sus fibras como su composición química tienen unas características especiales para cumplir la función amortiguadora.
Al romperse el anillo fibroso que envuelve el núcleo pulposo, por diversas causas (mecánicas, genéticas, etc.), se produce una cascada de acontecimientos bioquímicos (liberación de radicales libres por parte de las mitocondrias y macrófagos dando lugar a un estrés oxidativo) y mecánicos (fenómeno compresivo) que afectarán a las estructuras anatómicas relacionadas con el disco, como son la raíz nerviosa, el ganglio y el agujero de conjunción. Todo esto producirá la sintomatología dolorosa y/o neurológica de la hernia discal.
La ozonoterapia en la hernia discal lumbar se puede aplicar mediante dos vías. La inyección paravertebral y la inyección intradiscal.
La inyección intradiscal consiste en la inyección de ozono en el interior del disco, en el núcleo pulposo, en una cantidad y concentración determinadas, con el objetivo de reducir el volumen discal.
Esta técnica se inició en Italia el año 1996 por Muto y Avella con muy buenos resultados.
Previamente, el año 1989, se había usado a nivel extradiscal por Verga, en inyecciones en los músculos paravertebrales lumbares adyacentes a la hernia discal.
A partir de ahí se han realizado varios estudios que han permitido la generalización de su uso en el tratamiento de la hernia discal lumbar.
La inyección intradiscal del ozono produce una degeneración proteolítica del colágeno del núcleo pulposo del disco intervertebral, se liberan moléculas de agua y se produce una degeneración celular de la matriz. Los metabolitos activos de ozono actúan como antioxidantes por aumento de la actividad de los sistemas defensivos antioxidantes enzimáticos de nuestro organismo.
Todos estos eventos dan lugar a una reducción del volumen discal y, por tanto, de la compresión radicular. Al disminuir el volumen discal mejora el estasis venoso secundario a la compresión de los vasos por el disco y se favorece la microcirculación local con el aumento del aporte de oxígeno, y disminuye la hipoxia radicular y su sensibilidad al dolor.
La aplicación paravertebral puede alcanzar la zona discal por difusión del gas; además produce enzimas antioxidantes que neutralizan los productos tóxicos liberados por la ruptura del núcleo pulposo y que son los responsables de la inflamación radicular. Asimismo, la acción analgésica del ozono hace disminuir la contractura muscular antiálgica de defensa que, de forma refleja, se activa para proteger la zona de la discopatía.
La acción analgésica–antiinflamatoria esta determinada por la inhibición de la síntesis de prostaglandinas E2 proinflamatorias que, a su vez, es provocada por la neutralización de citokinas tipo interleukinas alfa e interleukina
El tratamiento con ozono de la hernia discal lumbar se compone de 3 fases.
1ª FASE: Se realizan unas inyecciones de ozono en la zona paravertebral lumbar bilateral (normalmente se hacen 4 sesiones, una sesión semanal). No necesita anestesia. Se realiza en el consultorio.
2ª FASE: Se lleva a cabo una inyección de ozono intradiscal, dentro del núcleo pulposo del disco intervertebral herniado, por via percutánea (Discolisis percutánea) guiada por fluoroscopia. Se realiza en el quirófano bajo sedación y anestesia local y mediante control radiológico. No precisa ingreso hospitalario. Tras el tratamiento intradiscal el paciente permanece unas 2h aprox. en la sala de recuperación y posteriormente es dado de alta.
3ª FASE: El tratamiento se complementa con inyecciones paravertebrales (6-8 sesiones) posteriores al tratamiento intradiscal en el consultorio.
La discolisis lumbar con ozono es útil en el dolor discogénico puro y también en el tratamiento del dolor radicular por hernia discal.
Los resultados de la discolisis lumbar con ozono son similares a los obtenidos con la cirugía (80% de resultados buenos y muy buenos)y con la ventaja de que es un tratamiento que no requiere ingreso hospitalario, se realiza bajo sedación y anestesia local, tiene pocas contraindicaciones, apenas tiene efectos secundarios y el paciente se puede reintegrar a su vida habitual a las 24 horas del tratamiento.