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El sueño es un estado fisiológico de reposo periódico vital para todos los seres humanos, durante el cual se producen procesos cerebrales que afectan a la salud física y mental y es esencial en el normal funcionamiento del cuerpo, incluyendo el sistema inmunológico.
Mientras dormimos se llevan a cabo procesos como la fijación de la memoria o la restauración del cuerpo y la mente. Dormir mal puede provocar alteraciones no sólo a nivel biológico sino también conductual y/o social.
El sueño es vital en el desarrollo neurológico de los niños siendo un biomarcador de la maduración cerebral. El sueño es también importante en los niños ya que la actividad neuronal durante el sueño favorece el aprendizaje, ya que la comunicación entre las neuronas y la alta cantidad de conexiones entre ellas que tienen lugar durante el sueño profundo favorecen la consolidación de la información adquirida durante el día.
Numerosas evidencias científicas de Neurofisiología Clínica indican que los trastornos del sueño en niños son muy frecuentes, entre el 25 y 40%. Las principales consecuencias de los trastornos del sueño en los niños son irritabilidad, mal humor, falta de concentración, problemas de crecimiento, fracaso escolar, inseguridad, timidez y mal carácter, y sin duda esto afecta a la dinámica y la calidad de vida de toda la familia.
En los niños con sospecha de TDAH es especialmente importante evaluar y tratar los problemas del sueño, ya que la coexistencia de estos exacerba los síntomas del trastorno y tiene importantes repercusiones en la vida familiar, social y escolar del niño.
Se ha constatado que el 25% de los lactantes y prescolares con trastornos del sueño crónico posteriormente reciben el diagnostico de TDAH. Entre un 25% y un 50% de los niños y adolescentes con TDAH presenta algún trastorno del sueño (dificultad para dormirse, apneas de sueño, sonambulismo, parasomnias, dificultad para despertarse, síndrome de piernas inquietas, etc.), pero, a diferencia de lo que sucede en los adultos, muchas veces estos trastornos pasan desapercibidos.
Los trastornos del sueño en el TDAH pueden manifestarse como dificultades para conciliar el sueño (insomnio), resistencia para irse a dormir, frecuentes despertares nocturnos, descanso no reparador, resistencia para despertarse por la mañana, cansancio después de haber dormido o somnolencia durante el día.
Tener un sueño insuficiente y de baja calidad repercute significativamente en todas las personas y especialmente en los niños con TDAH. Las principales consecuencias son un bajo rendimiento escolar, problemas de memoria, atención y aprendizaje, irritabilidad, inseguridad y trastornos de conducta, lo que genera una disminución de la calidad de vida del niño y de las personas de su entorno familiar.
También se ha observado un incremento de los trastornos respiratorios durante el sueño en los niños con TDAH. Alrededor del 25% de niños con TDAH presentan alteraciones respiratorias asociadas al sueño, como ronquidos y apnea del sueño, incrementado los síntomas neurocognitivos (déficit de atención, alteraciones en la memoria y en las funciones ejecutivas), de comportamiento y las alteraciones emocionales.
El diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño en los niños con TDAH mejora notablemente su calidad de vida.
Los trastornos del sueño presentan una gran prevalencia en niños con TDAH pero con frecuencia pasan desapercibidos para el médico.
Es fundamental llevar a cabo una cuidadosa evaluación clínica y valorar los factores que pueden afectar al sueño, como el consumo de ciertos fármacos, además de la realización, según cada caso, de estudios como la polisomnografía nocturna para corroborar objetivamente los síntomas.
Por tanto, la evaluación del sueño en niños con TDAH, debe realizarse de forma sistemática con el fin de realizar un diagnóstico y un tratamiento adecuados a cada caso que ayuden a mejorar la calidad de vida del niño y de su familia.