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El cáncer de colón y recto es el segundo cáncer en importancia y en frecuencia de aparición. La detección de la enfermedad en fases iniciales y los nuevos tratamientos aumentan considerablemente las posibilidades de curación total: es uno de los más sencillos de diagnosticar haciendo más fácil su detección precoz.
El cáncer es un proceso que se produce por el crecimiento anormal y desordenado de las células formando unas masas denominadas tumores.
Cuando un tumor se localiza en alguna de las diferentes secciones del intestino grueso, se denomina cáncer de colon y recto o cáncer colorrectal.
Los pólipos son engrosamientos de la mucosa -la capa interna- del tejido del intestino.
Los pólipos hiperplásicos, de origen inflamatorio, son de pequeño tamaño y benignos.
Los pólipos adenomatosos presentan cambios en las células y pueden ser precursores del cáncer de colon y recto.
Si la persona afectada sigue un control médico adecuado, los pólipos se pueden detectar fácilmente y extirparlos antes de que degeneren.
La mayoría de tumores malignos de colon y recto son de tipo adenocarcinomas y se producen por la degeneración de las células de las glándulas de la mucosa intestinal.
Existen otros tumores malignos de tipo:
Durante su evolución, la enfermedad pasa por diferentes estadios definidos por el tamaño del tumor y por el grado de afectación de los tejidos cercanos.
Puede afectar tanto a hombres como a mujeres y a partir de los 50 años aumentan las posibilidades de aparición.
Los síntomas que pueden indicar la existencia de un cáncer y que normalmente son percibidos por el propio paciente, son los siguientes:
Ante cualquiera de estos síntomas, hay que consultar con el médico, quien valorará su aparición y, si lo cree conveniente, realizará pruebas de diagnóstico.
Aunque se desconocen sus causas directas, existen algunos factores de riesgo que están claramente relacionados con la aparición del cáncer colorrectal.
Riesgo elevado
A tener en cuenta
Aún se discute sobre la relación directa entre estos factores y la aparición de un tumor en el colon, pero se asocian con otros tipos de cáncer y de enfermedades no tumorales.
Existen diferentes pruebas diagnósticas que sirven para confirmar o descartar la existencia del cáncer:
Es la más inespecífica de todas ellas ya que puede ser un síntoma de diferentes enfermedades.
Es una técnica que no es agresiva y es fácil de realizar. Consiste en depositar una pequeña muestra de heces en una tira para analizarla.
Si el resultado de la prueba es positivo el diagnóstico de cáncer colorrectal debe confirmarse con otras pruebas de exploración, que permitan localizar el tumor.
Son exploraciones que sirvan para visualizar el tumor. Según la zona a explorar podemos distinguir entre una Rectosigmoidoscopia o una Colonoscopia.
Antes de la prueba, el intestino debe estar libre de heces, por lo cual deben seguirse las instrucciones del médico en este sentido (dieta, soluciones evacuantes, etc. dos o tres días antes)
No abarca todo el colon, solo las secciones inferiores. La técnica es similar a la colonoscopia.
Técnica que permite visualizar, de forma directa y completa, el interior del intestino grueso para confirmar la existencia de un tumor. Se introduce un tubo de fibra óptica flexible a través del ano que permite ver las paredes del intestino.
Con esta técnica se accede a todo el colon y recto. Permite la extracción de pólipos y obtener una muestra de tejido-biopsia- para poder analizar.
Es una exploración que se realiza mediante una serie de radiografías con la aplicación de un enema. El enema es un preparado líquido que se introduce por vía rectal y que permite ver el relieve de la mucosa intestinal.
Lo realiza un especialista con un guante lubrificado y solo sirve para localizar posibles alteraciones en la parte final del recto.